Diego Ramírez sabía que la pelea conllevaba mucho riesgo. Su segundo viaje internacional no pudo terminar como el primero pero la experiencia que está recogiendo el corondino sin dudas que es un gran consuelo pese a la derrota que sufrió en la madrugada del miércoles en el Danforth Music Hall, de Toronto, Canadá.
Duro y claro traspié. Salvo las dos primeras vueltas donde incluso Custio Clayton, el local, trastabilló y estuvo a punto de derrumbarse, luego los seis restantes asaltos fueron todos del canadiense, que con una gran velocidad de brazos y un permanente uno-dos, con combinación de golpes y siempre llevándolo a las cuerdas al argentino, prevaleció y lo fue desgastando.
De hecho, es la primera vez en la cual Ramírez recibe tantos golpes en la cara, porque pese a tener buena guardia no fue suficiente para la velocidad que imprimía el todavía invicto púgil norteamericano, que cuando iban 30 segundos del octavo asalto le pegó un certero zurdazo a la altura del hígado del corondino, que lo dejó sin aire, sin respuestas y lo mandó a la lona para la cuenta final de 10.
Nunca Diego estuvo cómodo. En todo momento el moreno le propuso pelea y lo fue arrinconando, desgastando con golpes arriba y abajo y salvo algunos esporádicos zurdazos del corondino, el triunfo no estuvo en discusión. De hecho ya por puntos la diferencia del campeón era demasiada y sólo una mano como la que le aplicara en Inglaterra a Bradley Skeete lo podría salvar de su cuarto traspié. Pero esta vez no llegó porque el morocho se defendió muy bien, como si fuera poco, por lo que completó 18 triunfos, 12 por KO en su prolífica ficha técnica.
Es fácil hablar en las derrotas y con los hechos consumados pero esta pelea deberá servir para revisar muchas cosas y ajustar otras para futuras aventuras. Hasta aquí, Diego Ramírez llegó a 25 peleas profesionales, con 21 triunfos, 6 por la vía rápida, y 4 derrotas, una por fuera de combate, la de Canadá, la de esta noche triste desde el resultado pero histórica otra vez para una ciudad chica como la nuestra que tiene en pantallas internacionales la imagen de un corondino.
Que no decaiga. Hay Diego Ramírez para rato, y los miles de conciudadanos que se quedaron firmes hasta pasada la 1 de hoy no se arrepienten de seguir viviendo momentos jamás compartidos desde el deporte para uno de nuestro terruño.
Por Juan Peratitis.