En la madrugada del sábado 20 de julio hubo un verdadero escándalo de ribetes públicos provinciales que fue protagonizado por algunos jefes carcelarios de distintas unidades y dependencias del Servicio Penitenciario Provincial a la salida de la cena de festejo del Día del Agente Penitenciario que fue el 16 de este mes.
Discusiones, voces alzadas, peleas y “otras yerbas”, fueron parte de lo que alguien filmó para mala suerte de los protagonistas, ya que más allá de que un tumulto o una pelea colectiva no es buena ni mucho menos, también hay que analizar el contexto en el que se desarrolla y peor resulta que haya sido protagonizado por varios de los que tienen la enorme responsabilidad de cuidar el orden de las penitenciarías de la provincia de Santa Fe.
¿Qué hubiera pasado si por ejemplo, esta pelea, la hubiesen protagonizado directores de escuelas, jefes de área municipales o jugadores de fútbol de un mismo club, por dar algunos ejemplos de otras áreas? Sin lugar a dudas que en sus respectivas labores hubieran sido sancionados, apercibidos, sumariados, y hasta cabe pensar en que ante el conocimiento público del hecho, la mejor disculpa sería presentar la renuncia. Esto no es personalizado, sino que está valorado en el rol que ocupan en este tiempo.
Hasta aquí, siempre aclarando lo difícil que en este último tiempo es acceder a información oficial del Servicio Penitenciario que ante algunos hechos puntuales guarda sepulcral silencio, no habría nada al respecto y hasta podría pensarse que se está esperando que el tema deje de tratarse entre los pocos medios que lo tomaron.
Lo único que hay es que trascendió en las últimas horas, de la mano de información brindada por Apropol, que habría pensada alguna medida para evitar estas conductas –o inconductas- y que no se descarta que se hayan producido chispazos en el gobierno provincial ante un hecho que no ayuda a la muy buena imagen que tiene en general la administración de Maximiliano Pullaro.
Un oficial retirado de la fuerza, opinó sobre este episodio y dijo pidiendo reserva de identidad: “No le podemos pedir a alguien que controle a miles de presos si no puede controlarse a sí mismo, esto no se puede volver a repetir”.
Se enojan muchas veces cuando se hacen afirmaciones sobre las diferencias existentes, pero ha pasado en varias ocasiones últimamente, en las cuales un suboficial raso comete un hecho –negligencia, delito, falta, indisciplina- e inmediatamente no sólo que es sancionado, sumariado y o pasado a disponibilidad -es lo que corresponde-, sino que el mismo Servicio se encarga rápidamente de difundirlo por todos lados como medida ejemplificadora. Sin embargo, poco y nada se sabe oficialmente sobre si este hecho tuvo alguna consecuencia interna o la tendrá, porque no ayuda en nada a todo lo bueno que se ha hecho en esta gestión para mejorar la seguridad muros adentro y muros afuera, más allá de que el suceso fue fuera del horario y ámbito laboral, si quisieran poner esa excusa.
Pero además, y no es un dato menor, que en al menos dos causas judicializadas, que involucraron a oficiales del SP en distintos momentos, vinculadas con presuntos abusos sexuales –la culpabilidad o inocencia la determinará la justicia- tampoco hubo acciones administrativas en relación con los involucrados… todo lo contrario.
Cambiar los nombres o las formas de nombrar a los institutos penales no es lo único que hay que acomodar en el siempre difícil de conducir Servicio Penitenciario de la Provincia de Santa Fe. Eso está más claro que nunca.