Una investigación que llevó adelante la Dirección de Investigación Criminal (DIC) del Servicio Penitenciario provincial permitió descubrir en una celda del penal de Coronda una pistola Gunther calibre 22 con su correspondiente cargador y apta para su funcionamiento. El arma fue hallada el viernes a la tarde en una requisa en diferentes pabellones. Así, en una cañería que une la celda 24 de la planta baja del pabellón 3 sur con el sistema de desagote cloacal que descarga en los baños del patio ciego del propio pabellón se toparon con la pistola. El arma fue enviada a peritar para saber si fue utilizada en el crimen de un preso baleado en medio de las revueltas que se desarrollaron entre el lunes 23 y el martes 24 de marzo tanto en Coronda como en la penitenciaría de Las Flores de la capital provincial.
El hallazgo
En las primeras horas de la tarde de este viernes personal de requisa encontró una pistola calibre 22 Gunther, en el Pabellón 3 sur de la Cárcel de Coronda.
El arma estaba en una cañería que une la celda 24 de la planta baja, que está habitada por dos internos E.Z. y M.O., con el sistema de desagote cloacal lindante al patio del pabellón en cuestión.
Por tal motivo, desde la superioridad trazaron una felicitación especial a los veintidós integrantes del personal de la Dirección de Procedimiento de Control y a los 9 soldados del Grupo de Operaciones Especiales Penitenciarias por el hallazgo, con volcamiento en sus legajos.
Ya antes del motín de 23 de marzo que se viene hablando constantemente de la presencia de armas de fuego en la penitenciaría corondina.
Al respecto
El secretario de Asuntos Penitenciarios de la provincia, Walter Gálvez, explicó a La Capital de Rosario que “el arma estaba envuelta en papeles y trapos y tapada por una manta” y que los dos internos que ocupaban la celda donde la misma fue hallada tuvieron que ser trasladados a calabozos de resguardo en el pabellón 1 norte.
Asimismo, Gálvez destacó que la DIC fue creada en un acuerdo que llevó adelante con el subsecretario de Asuntos Penales y Penitenciarios, Héctor Acuña, “a instancias de los sucesos ocurridos en marzo pasado con el objetivo de anticiparse a conflictos entre internos y realizar requisas permanentes en todos los sectores de los edificios de cada cárcel”.
Reclamos y violencia
Aquellos días de fines de marzo no fueron fáciles para nadie en el país y mucho menos para quienes están privados de la libertad. El avance de la pandemia de coronavirus llevó al gobierno nacional a decretar el aislamiento social, preventivo y obligatorio y esa medida trajo serias consecuencias para los presos: se suspendieron las visitas semanales, la Justicia ordenó dejar sin efecto las salidas transitorias de aquellos reclusos que ya gozaban de ese derecho constitucional y los detenidos que sufren patologías de base que podrían complicarle la salud ante un posible contagio de Covid-19 quedaron tras las rejas y con la sola asistencia médica que le puede brindar el Servicio Penitenciario.
Así las cosas, el lunes 23 hubo un alzamiento simultáneo en las cárceles de Coronda y Las Flores que se tornó violento y dejó un saldo de cinco muertos y varios heridos. Los detenidos reclamaban que, ante la suspensión de las visitas, se extremen las medidas para que los paquetes que semanalmente les hacían llegar sus familiares sean entregados en tiempo y forma; que la Justicia de Ejecución Penal agilice la revisión de sus causas y les otorgue el beneficio de la prisión domiciliaria a aquellos que estuvieran a poco de cumplir sus penas, que sufrieran patologías de base que complicaban su situación de salubridad en ambientes donde conviven hacinados y sin medidas de higiene, y a quienes ya estaban bajo el régimen de libertad condicional y que les fue suspendido ante el cierre de los portones carcelarios para evitar el ingreso del Covid-19.
Cinco muertos
Esos alzamientos terminaron con la vida de cuatro reclusos en Las Flores, todos ellos detenidos en el pabellón destinado a los agresores sexuales. Dos de ellos aparecieron calcinados una vez retomado el control del penal y fueron identificados como Andrés Ezequiel Behler, de 23 años; y Rolando Duarte, de 60. Otros dos fueron derivados al Hospital Cullen de la capital provincial donde murieron por las heridas recibidas. Se llamaban Jonatan Exequiel Coria, de 29 años; y Matías Gastón Crespo, de 31. Por su parte, el detenido que murió por un disparo de un arma de fuego en el penal corondino se llamaba Alén Matías Miguel Montenegro, quien tenía 23 años y cumplía una condena por homicidio calificado.
A pericias
Walter Gálvez desmintió a la mujer en cuanto a que la madre del interno muerto dijo que fue personal penitenciario el que lo mató al joven reo y dijo que “en Coronda el interno falleció por una gresca entre presos y hubo dos guardias que se lesionaron al subir a los techos para bajar a los detenidos”. La investigación del episodio quedó a cargo del Organismo de Investigación (OI) del Ministerio de Seguridad y de los fiscales del área de Delitos Complejos del Ministerio Público de la Acusación, quienes ayer recibieron el arma encontrada en el desagüe del pabellón 3 corondino y ordenaron que sea peritada para saber si es la que mató a Montenegro, quien coincidentemente falleció tras recibir un disparo del mismo calibre que el del arma hallada.
Fuentes: La Capital – «Radio Noticias Río» FM Río 94.3 Coronda.