Un hombre, de 45 años, fue detenido este lunes por contar con un pedido de captura porque hacía 48 horas que no había regresado a la Unidad Penitenciaria 1 de Coronda donde cumple una condena por parricidio desde 2012 cometido en la localidad de General Lagos. Fue apresado por personal de Comando Radioeléctrico (CRE) a poco más de 7 kilómetros de esa localidad, en Arroyo Seco.
De acuerdo con voceros policiales, los uniformados del CRE se comunicaron con el 911 este lunes a las 19 para alertar sobre la detención de un hombre, identificado como Marcelo Villarroel, quien contaba con un pedido de captura activo. Los policías indicaron que se acercaron para identificarlo y al darles su documentación fueron advertidos de la captura emitida el sábado pasado por el personal de la cárcel de Coronda, ya que no había regresado de una salida transitoria.
En ese marco informaron a la Oficina de Gestión Judicial de Santa Fe (OGJ), quien ordenó que el hombre fuera remitido a dicho penal.
“Para vos, madre querida, y vos, mi Negro Lucho de mi corazón, todo fue en defensa propia. Los quiero mucho. Tu hijo Marcelo. Los amo”, fue la nota que encontraron el 6 de febrero de 2012 junto al cadáver de Ulderico Ernesto Villarroel. Tenía 63 años y quien lo halló fue su esposa cuando llegó a la casa de San Juan al 60 en General Lagos. Estaba tendido en el suelo de la habitación en medio de un charco de sangre.
De acuerdo con la causa, la nota había sido escrita por Marcelo Villarroel, el hijo de Ulderico. Dos meses antes del crimen, Marcelo había estado detenido en una comisaría de Villa Gobernador Gálvez, y su padre aceptó que regresara a la casa familiar para darle una nueva oportunidad, para que reorganizara su vida. Durante ese tiempo la relación entre ellos fue buena, aunque tiempo atrás el vínculo había sido conflictivo.
Según declaró el acusado, la relación que mantenía con su padre era ambivalente, de amor-odio, por los malos tratos que Ulderico daba a su familia y a él en particular.
Y la mañana del 6 de febrero de 2012 las diferencias con su padre terminaron de la peor manera cuando regresó de haber salido con amigos a las 7 de la mañana. Había olvidado sus llaves y, por ellos, tuvo que golpear la puerta. Su padre le abrió y no se salvó de la reprimenda, la cuál, calificó como muy dura y descalificante. Esto derivó en una discusión que subió de tono, mutó en golpes de puños y terminó con Ulderico muerto por golpes y puñaladas.
Marcelo fue apresado a la semana en una vivienda en construcción. No pasó un año cuando la defensa y la Fiscalía llegaron a un acuerdo para llevar adelante un juicio abreviado en el que Marcelo aceptó su autoría en el crimen. Fue condenado a 18 años de prisión por el delito de “homicidio calificado por el vínculo atenuado por circunstancias extraordinarias”, pena que se unificó con una anterior en 21 años y 2 meses de prisión.
Con datos del Diario El Ciudadano y la Región.