Las muertes siguen. Los crímenes no paran. Los femicidios dan bronca e impotencia, porque hay un montón de posibilidades abiertas de que sigan ocurriendo y la gran mayoría de ellos ya habían lanzado un S.O.S. como mínimo…
Casos, sobran
Por ejemplo, en Berabevú, en el sur provincial, este fin de semana encontraron el cuerpo sin vida de Julieta Abigail Delpino, de sólo 19 años. Fue ajusticiada por un ex novio de 29 años y si bien ya fue detenido eso no regresará a la vida a la joven. La barbarie continua.
El testimonio de la pareja de un policía de Santo Tomé que le quebró la tibia y el peroné y le rompió parte de la dentadura es un claro ejemplo de que miles de mujeres necesitan ayuda. Las dejan tan solas que prefieren que las «muelan a palos» con tal de no estarlo y aman a sus posibles asesinos. No quieren denunciarlos, los perdonan enseguida, creen en cualquier pequeña palabra dulce que salga de ese indigno sujeto, y no piden ayuda porque serían culpables si lo hacen.
Números dolorosos
Desde el Registro Nacional de Femicidios del Observatorio de Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLa) informaron que entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2020 se cometieron 143 femicidios -ya estamos cerca de los 150- en Argentina, es decir que una mujer fue asesinada cada 29 horas en el país. El informe detalla que hubo 135 intentos de asesinatos a mujeres y que en el contexto de la pandemia se produjeron 80. A raíz de ello, 177 niños, niñas y adolescentes se quedaron sin madre.
Desde el observatorio insisten en la urgencia de declarar la Emergencia Nacional en Violencia de Género, la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI) de manera transversal y la aplicación efectiva de la Ley Micaela de capacitación obligatoria en género y violencia de género en todos los ámbitos del Estado, desde una perspectiva feminista, diversa y disidente.
En 2019, al 31 de Julio la cifra era similar a ésta, por lo que el índice de femicidios en 2020 será algo mayor. El año pasado había 149 crímenes al último día del séptimo mes.
Lo más doloroso sobre el dolor mismo es que todos estos crímenes fueron evitables en algún momento.
En Coronda, no tenemos a Magalí, ni a «Gachi»
Seguramente esperanzada por el casi total esclarecimiento del homicidio de Pedro Holman -si se puede decir así cuando sólo se tiene la esperanza de encontrar a un criminal-, la vecina corondina Verónica González, prima de Rubén Ojeda, publicó en su muro de facebook: «Ya falta tan poco para que se cumplan 2 años. No me canso de mirar estas fotos y siento que me falta el aire del dolor de solo pensar en este padre. No logro ni siquiera imaginar lo que se puede sentir perder a un hijo de semejante manera, sin dudas mi primo tenés un corazón de acero. No se olviden de Magali Ojeda por el amor de Dios».
Magalí fue asesinada con sólo 16 años el 26 de Agosto de 2018 a manos todavía anónimas para la comunidad y para la Justicia. No pareció un crimen pasional pero más allá de eso, al papá de la adolescente, Rubén, le llama la atención que a dos años casi, haya tan pocos resultados de la investigación.
Seamos realistas, así como gran cantidad de homicidios se esclarecieron, algunos pasaron a la historia como incógnitas. Griselda Núñez desapareció el 15 de Diciembre de 2006, todavía nada certero se sabe, el caso de Irma Cánepa de Demonte -conocida como La Vieja Valiú- tampoco se esclareció y pasaron decenas de años ya… Esperemos que el caso Magalí tenga otro destino, al menos su causa.
Banco rojo
En Coronda, la concejala Verónica Taggiasco intentó aportar compromiso público con la visualización permanente del tema. «Banco Rojo es un proyecto internacional, cultural y pacífico de prevención, información y sensibilización contra el femicidio, la forma en que lo planteé desde la ordenanza local, era poder trabajarlo colectivamente dándole participación desde la secretaria de Cultura a los artistas plásticos de la localidad, y las instituciones y movimientos a fines de la temática de género».
«Actualmente realizamos ya 2 reuniones y avanzamos con la instalación de Bancos Rojos en distintos barrios de nuestra Ciudad, promoviendo la participación de los vecinos y las vecinas». «Es necesario que se visualicen los feminicidios, los desnaturalicemos, y trabajemos en pos de derechos para que las mujeres podamos vivir una vida libre de violencias».
La ordenanza N° 413 sancionada a pedido de la legisladora -qué lindo sería que estos temas los impulsaran hombres- indica: Artículo 1º: impleméntese el proyecto “BANCO ROJO” en la Ciudad de Coronda con motivo de visibilizar la violencia de género mediante una propuesta cultural y pacífica de prevención, información y sensibilización contra femicidios.
Artículo 2°: se colocará un Banco Rojo con la inscripción “En memoria de todas las mujeres asesinadas por quienes decían amarlas” en diferentes lugares públicos, plazas y/o espacios de gran circulación.
Artículo 3°: convóquese a distintas organizaciones feministas y relacionadas con la problemática para decidir de manera consensuada, cuáles serán los espacios públicos destinados a intervenir con el banco rojo.
Artículo 4°: convóquese a través de la Secretaria de Cultura de la Municipalidad de Coronda a artistas plásticos locales, para con sus diseños intervenir los bancos rojos, que se coloquen en los espacios públicos de la Ciudad.
Tema difícil
Muchas veces que no muera una mujer depende de ella misma… De alejarse de su verdugo y no verlo más. Por eso el compromiso de quienes están alrededor -nadie vive en la isla- es fundamental. Uno de los frenos de una mujer para denunciar malos tratos y violencia de género, casualmente, es tener miedo a que la maten si denuncia… aunque la terminen matando de todos modos.
También es verdad que la Justicia está atrasada. No se puede imponer solamente un límite para que un violento no pegue porque está claro que la medida de distanciamiento es una orden, pero es imposible ponerle un policía a cada mujer amenazada o antes golpeada por un sujeto.
En conclusión
El día en que un «tipo» vaya preso inmediatamente por pegarle la primera vez a una mujer, recién ahí podría empezar a cambiar algo porque somos hijos del rigor. Para que un violento vaya preso deben pasar muchas cosas, y lamentablemente se está llegando hasta el último escalón, ese que no tiene vuelta porque la vida no se puede recuperar.