Hace pocas horas se conoció una noticia de esas que vale la pena contar. Porque entre sus condimentos guarda los más sensibles: hablar de un niño, de una enfermedad y de una lucha.
Agustina Olivero Finochietti, de 12 años, fue dueña de muchos hashtags que le tiraron toneladas de fuerza de parte de amigos, conocidos, familiares y corondinos en general y de otras geografías: #NoPasaNadaChina.
Banderas, pasacalles, carteles, deseos que volaban como ángeles para rezar de manera religiosa o laica por su recuperación. Una tremenda enfermedad se quiso adueñar de su cuerpo y de su juventud, pero al final, la buena noticia primó. Y ella misma se la va a contar a los lectores.
«Corría noviembre de 2019 colmado de planes pero el destino dio un giro de 180 grados. Salí elegida abanderada de mi escuela. Los primeros días de noviembre fui con mis compañeros al viaje de estudios a Tanti (Córdoba), antes de ir hice una consulta con mi pediatra porque tenía ganglios inflamados, y al regreso de mi viaje debería volver para un nuevo control.
Volví y seguí entrenando porque a mediados de noviembre viajaría para competir en San Juan en el nacional de gimnasia deportiva. Comencé a tener algunos hematomas en las piernas y lo atribuimos al viaje y al entrenamiento. También aparecieron unas manchitas rojas en las piernas y pensamos que era una erupción (eran petequias).}
Hicimos una consulta en la guardia por mis ganglios inflamados, me realizaron una ecografía y me dijeron que cuando esté el informe (en unos días) se lo lleve a mi pediatra. El “sábado 16 de noviembre”, hice una clase de natación con mi hermano menor (de 3 años en ese entonces) y al volver de la clase nuevamente pasamos por la guardia, ya que ese día tenía además de los hematomas, los ganglios inflamados y las manchas en las piernas; más una lesión en la boca.
Me hicieron nuevamente ecografía de mis ganglios y análisis de sangre. Al ver los resultados, decidieron repetir el laboratorio y nos mandaron de urgencia al sanatorio de niños de Rosario. Ese día mis padres supieron el diagnóstico de mi enfermedad, tenía LEUCEMIA LINFOBLÁSTICA AGUDA TIPO T.
Estuve más de dos semanas en terapia intensiva, luego pasé otras dos semanas más internada. Después de 32 días logré volver a casa durante cuatro días y así juntar fuerzas para la nueva internación. Así pasé estos siete meses. Pasaba unas semanas en el sanatorio para que me hagan quimioterapia, transfusiones, entraba a quirófano para punciones, colocación de vías, cirugías, estudios; y volvía a casa en los que día por medio debía volver para hacer análisis de sangre.
Durante ese tiempo, recibí simbólicamente la bandera de Argentina por medio de un video que me mandaron mis compañeros, docentes y directivos. Recibí la visita de Lichu Zeno (a quien no conocía), que me contó cómo había sido su experiencia y su mensaje me tranquilizó.
Navidad lo pasé en el sanatorio junto a mis papás, y para Año Nuevo se pudieron sumar mis hermanos; cumplí los 12 años estando internada y los médicos y enfermeros me organizaron un festejo muy especial, totalmente diferente e inimaginable.
Además, recibí muchísimo cariño de familiares, amigos, profesores y directivos de mi escuela, que me lo hicieron llegar de diferentes maneras, ya que no podía recibir visitas.
Debido al tipo de leucemia que tengo mis papás y hermanos se realizaron el estudio de histocompatibilidad para buscar un posible donante, si alguno era compatible podía realizarme el transplante de médula; de no haber un donante directo, mi tratamiento hubiese durado dos años.
Finalmente el “27 de diciembre” llegó la confirmación de que mi hermano menor (de tan solo 3 años en ese entonces) era 100% compatible. Solo el 25% de los casos logra conseguir un donante directo y yo estaba dentro de ese 25%.
Comenzaban las clases y mi escuela IFEI (Instituto Fisherton de Educación Integral) abrió sus puertas para que mis compañeros, docentes y directivos, den inicio al ciclo lectivo y yo finalmente pueda llevar en alto y con orgullo la Bandera Nacional Argentina.
Todos asistieron a la escuela con barbijo y manteniendo cierta distancia porque mis cuidados seguían siendo muchos. El “22 de abril” supimos que mi enfermedad estaba en remisión, todo listo para la otra etapa, la del transplante. Pero las quimios, después de recibirlas, dejan huellas. Por lo que tuve que internarme nuevamente (por dos semanas) volviendo a pasar por terapia intensiva.
El “4 de mayo” arrancó la etapa del transplante en el Hospital Universitario Austral de Pilar. Pasé cuatro días de radioterapia (mientras mi hermano empezó a recibir vacunas diarias para estimular la producción de células). Mientras tanto yo era sometida a quimioterapia durante dos días.
Mi hermano se interna el “lunes 11 de mayo”; entra a quirófano bien temprano para poner una vía central (esto lo hacen debido a su edad, en un donante mayor de 18 años directamente se coloca una vía en el brazo como una simple donación de sangre).
Sale de quirófano y comienza la primera recolección de células, estaba totalmente despierto, sin dolor, sin molestia, sin miedos, sin llantos, jugando en la cama; debido a su edad y peso al día siguiente se debió hacer una segunda recolección.
Las cantidades recolectadas no resultaron las esperadas, pero igualmente, ese “12 de mayo” ME HACEN EL TRANSPLANTE, en la misma habitación donde estoy desde el 4 de mayo que ingresé al Hospital. En la habitación estaban mis papás, mi hermano (mi pequeño GRAN HÉROE), mi médico Pablo Longo y una enfermera para asistir en todo lo necesario. El transplante duró 30 minutos aproximadamente, durante los cuales, charlamos, nos miramos, soñamos, proyectamos… y así comenzó la nueva cuenta, la cuenta positiva, al día siguiente, el 13 de mayo era el día +1, el 14 de mayo era el día +2, y así sucesivamente… Entre el día +14 y el día +21 se esperaba que la médula prendiera.
El día +13 sorpresivamente tuvimos la confirmación de que la médula había prendido, pero decidimos esperar un día más para dar la GRAN NOTICIA y estar seguros de que todo estaba bien. EL TRANSPLANTE HABÍA RESULTADO EXITOSO!!!
En esos 14 días, la espera del resultado diario del laboratorio estaba cargado de ansiedad, esperanza, deseos, miedos… Hoy estoy cada día más cerca de lograr el alta, poder irme del Hospital; mis cuidados van a seguir por un tiempo más, pero siento que absolutamente TODO valió la pena.
Hubo días de muchísima tristeza, de dolor, de miedo, de incertidumbre; este camino no me ha resultado sencillo, pero siempre me sentí muy acompañada. Sería imposible e injusto nombrar a todos porque no solo me olvidaría de alguien por ser tantos, sino que simplemente hay gente que no tengo el gusto de conocer, o que me acompañó desde el anonimato, y ni siquiera lo sé, pero de todos modos ahí estaban dando aliento y queriendo ayudar.
Cuando comenzamos a necesitar dadores, llegó un momento que hubo lista de espera de tantos que teníamos, amigos, amigos de amigos, mi escuela, mi jardín, los chicos de la secundaria que fueron a donar con un permiso otorgado por los papás por ser menor de edad, mis profes, mis directores, mi familia entera, infinidad de personas que como digo, nunca terminaría de nombrarlos a todos; fue una movida solidaria inmensa que jamás olvidaré.
Mis tías crearon la cuenta en Instagram #NOPASANADACHINA, ahí recibí durante todo este tiempo mensajes amorosos de gente famosa, de gente que me quiere, demostraciones de afecto, Coronda dijo presente en las olimpíadas de la mujer, y en el acto del día de la mujer; todo esto hubiese resultado más difícil sin cada uno de ellos. Y el saber en lo más profundo de que todo iba a estar bien, con confianza, esperanza, muchísima calma y optimismo.
En situaciones como éstas, el apoyo y la solidaridad de los otros simplifican el camino, y nos ayudan a conseguir cosas que en un principio parecían lejanas, casi imposibles. La adversidad nos conduce a donde no hubiéramos caminado por propia decisión.
Hay momentos en la vida, en los que uno tiene que decidir qué actitud tomar frente a su camino para poder cambiar su destino. Cuando me dieron el diagnóstico, me pregunté: ¿por qué a mí? Y alguien me contestó: ¿por qué no a vos?
No esperes a pasar por esa situación para darte cuenta de la importancia de ser donante, y salvar una vida: https://www.argentina.gob.ar/donar-medula».
#NoPasaNadaChina. Una historia de fuerza y de mucho amor contada en primera persona.
Mi guerrera, te amo con mi alma!!! Se me para el corazón de leerte, pero al saber cómo SOS hace que nada me sorprenda por tu fuerza, tu convicción, tu valentía y el amor que siempre generarte no tiene límites!!! Cuánto te amooooo.