Sebastián Mascherano tiene la “ventaja” de haber experimentado en carne propia el infierno de las drogas y por eso, más allá de cualquier otro que pueda hablar sobre el tema, tiene encima la vivencia en primera persona de lo que le generaban las adicciones.
Con buen tino, el candidato a concejal de Cambia Santa Fe, Prof. Fabio Muratore, y la candidata a intendenta, Lic. Georgina Bortolotto, trajeron al hermano del ex futbolista Javier Mascherano a dar una charla a la sede de la Escuela Nro. 201 José Elías Galisteo.
El conferencista dijo haber estado por primera vez en la ciudad, en este caso de la mano de los integrantes de la Coalición Cívica Ari, el Partido Demócrata Progresista y Creo.
Se consideró a sí mismo como “un enfermo rehabilitado que puede cambiar el estilo de vida”. El libro que escribió se llama El Infierno Tan Temido, historia de un sobreviviente. “A los 46 años y con 11 años de rehabilitado, pude aprender todo en base a esta enfermedad y no se cura. Aquel que se enferma con las drogas y el alcohol lo va a llevar toda la vida. Soy un enfermo rehabilitado que pude cambiar el estilo de vida. Tuve que aprender nuevamente. Recién cuando tomé la gran decisión en marzo de 2012 de dejarme ayudar, llegué a una comunidad terapéutica y pude entender de qué se trataba” y agregó que “empecé con el alcohol, que es la gran droga pero la sociedad no entiende porque es legal, es la primera que te desinhibe. Y así fue como llegué a mi gran amor que fue la cocaína”.
Sobre lo que significa ser adicto, Mascherano expresó que “lo importante es poder blanquear la situación y que se den cuenta porqué habían consumido. Se trata de explicarles porqué uno se aferró al plato de cocaína. Hacer eso terminó siendo la gran fuerza que me impulsó a recorrer el país dando charlas, algo que hago hace ya ocho años”. “De cada 10 personas, hay ocho que no pueden recuperarse” disparó.
Estar a la sombra de Javier Mascherano con todo lo que él significó, no habrá sido nada fácil. “Yo fui un empresario de la noche. Cuando empecé a consumir Javier tenía 9 años y luego pasar a segundo plano no me gustó. Cuesta mucho pasar a ser el hermano de, y uno trata de poder sobresalir para no olvidarse de uno, pero cuando se empieza a conocer sabe que el plato de la cocaína es la frutilla del postre”.
Se probó en Rosario Central –su hermano también es hincha del club aunque nunca jugó ahí- pero la droga lo alejó de las virtudes. “Yo quería ser jugador de fútbol, pero no todos somos iguales para canalizar los vacíos. No es lo mismo haber terminado el secundario y probar las drogas ilegales a los 17 años teniendo para comer todas las noches, que un pibe de 8 ó 10 años que ya consume y vive otra realidad sociocultural. La droga te lleva a lo más profundo, no discrimina en eso: sentís que no le encontrás sentido a la vida”.
Finalmente, luego de la charla con los alumnos de cuarto y quinto de las escuelas secundarias de la ciudad, Mascherano reflexionó que “la gran tormenta de esta enfermedad es pasar la abstinencia de los primeros meses, cuando uno se va limpiando puede limpiar su cerebro y el corazón. Lo que hacen las sustancias es lastimar lo más sabio que es el cerebro y endurecer el corazón. Por eso un pibe mata, porque no puede pensar y no puede sentir”.
Con muy buen tino, Muratore, Bortolotto y compañía abordaron un tema que nunca fue tratado en serio y con continuidad en Coronda, a pesar de que a ojos vista el narco menudeo y el consumo han crecido, basta leer las noticias de las últimas semanas para darse cuenta.