Indudablemente mucho ruido generó la llegada de visitas a Coronda, aunque no sea a la cárcel, porque pusieron en movimiento a gente de nuestra ciudad con todo el riesgo que eso implica, y por más medidas que se adopten, cuando más público cerca hay en los tiempos «coronavirósicos» que corren, más riesgos aparecen.
Entre jueves y viernes hubo cientos de personas, familiares de presos en la Unidad 1, llegadas sobre todo desde Santa Fe y Rosario respectivamente, sin saber si son vecinos identificados como casos sospechosos de coronavirus o de dengue, por ejemplo, sin tener certeza de si están bien de salud, sin conocer la procedencia de los productos que traían. Un chorrito de algún líquido desinfectante a veces no alcanza.
Se expuso al personal penitenciario y a la policía y a parte del personal municipal y a bomberos, innecesariamente a recibir en las postas de Ruta 64 y Ruta 11 al sur todo lo que los familiares de internos traían.
Si lo miramos desde el ejemplo de una familia, a estos presos -no todos, no generalicemos, pero sí, muchos- los premiaron por romper gran parte del IAPIP, y prender fuego o destruir a elementos que ellos mismos usan a diario. Es como si el nene se porta mal y en vez de reprenderlo, le dan la golosina que quería y por la cual se encaprichó.
La justicia, por intersección de la Dra. Jaquelina Balangione y el Dr. Leandro Miró, dictaminó a través de la Dra. Susana Luna, un hábeas corpus en el cual se obliga al Servicio Penitenciario a entregar elementos, alimentos y dinero en todas las cárceles a los empleados para que se los den a los presos.
Pero los gobiernos siguen sin mirar como corresponde a los trabajadores de seguridad. Cuando se menciona que su labor es de riesgo, la respuesta suele ser «nadie les puso una pistola en la cabeza para que vayan a trabajar de eso» pero si se habla de las conductas de los presos suele escucharse el «son personas que no tuvieron oportunidades». Puede haber algo de verdades en las dos cuestiones, pero el sentido común está en China, y padece coronavirus, señores.
¿Qué piensa usted que no puede hacer diez cuadras para ver a su papá que es mayor porque lo pueden arrestar y encima no andaba muy bien de salud, mientras que un rosarino que tiene un preso en Coronda puede hacer 120 kms. como si nada?
Hoy se comenzó a conformar una mesa de diálogo con los internos que casual o causalmente durante el gobierno socialista provincial no provocaron ningún motín. La Secretaria de Derechos Humanos de la Provincia, Lucila Puyol y el Segundo del Ministerio de Gobierno, el Secretario Arturo Gandolla -ex director del Servicio Penitenciario en épocas de Jorge Obeid- se reunieron con Héctor Acuña en la Cárcel de Coronda. Si esta mesa se conforma, esperamos que haya referentes que representen a los empleados porque se está descuidando y mucho su trabajo o al menos una vez más, con el fin de que no haya motines, se buscará darles todo lo que pidan a los reclusos.
De hecho esta misma mañana este grupo llamó al intendente, según él mismo mencionó, pidiéndole permiso para acercar a la visita a la cárcel, pero Ramírez no accedió.
Es un secreto a voces que uno de los factores que alteró el orden en la Unidad 1 fue la de «las abstinencias», que pueden ser de todo tipo, pero especialmente apuntan a que no circula droga, la cual muchas veces se comprobó que llevaban las mujeres en sus partes íntimas a manera de «mulas». Ahora, deduciendo lo que pasó… ¿Tanta droga entra, a pesar de los controles existentes? ¿Alguien piensa desde el Estado o la policía o la justicia, investigar en serio esta situación?
Si no fuera por la guardia armada que estaba en el pabellón 4 el miércoles por la noche, hoy sí estaríamos hablando de fugas, y quizás de rehenes y tal vez de cosas peores…
La comunidad corondina está enojada, está buscando las formas de comunicarse con medios nacionales para dar difusión y meter presión al respecto. Hace cacerolazos, canta el himno, pero si no hay una presentación directa de las autoridades -intendente, concejales o senador- hacia el gobierno, nada cambiará.
De hecho, los días jueves y viernes próximos se va a repetir este operativo, pese a que hay una cuarentena y que esas visitas no figuran en el decreto como excepciones de ningún tipo. La Justicia dictaminó una medida que viola un decreto presidencial… El Intendente Ramírez dijo que pedirá que los operativos se hagan en Rosario y Santa Fe y que luego camiones traigan las cosas, pero en realidad, el problema sigue estando: acá o allá habrá empleados que tengan que recibir las cosas, exponerse y habrá mucha gente junta una vez más.
Una ciudad paradójica porque aceptó otra cárcel o lo que es lo mismo, no se opuso cuando pudo -como es la Federal- hoy reclama porque en la que existe está todo mal… ¿Seremos un poco masoquistas o la necesidad tiene tanta cara de hereje?
Esperemos por respuestas, soluciones, y derechos para los que son ciudadanos honestos sobre todo, y no sólo para los que alguna vez se olvidaron del prójimo y no les importó robar, secuestrar, estafar, violar o matar.
«No tuvieron oportunidades». Pero hay mucha gente que no las tuvo y no sale a delinquir. Digamos todo. Sólo esperemos que desde el Servicio Penitenciario no exploten los casos de coronavirus y que todos los que se movilizaron con sus bolsos hayan estado tan sanos como el que más.