En Argentina 6 de cada 10 adultos presentan exceso de peso. En niños y niñas en edad escolar 30% tienen sobrepeso 6% obesidad. O sea que 34 de cada 100 chicos tienen algún problema con sus kilos.
Según un informe del Ministerio de Salud de la Nación, más del 50% de la población en Argentina tiene exceso de peso. Esto aumenta el riesgo de tener más de 200 problemas de salud, como por ejemplo: diabetes, hipertensión arterial (presión alta), enfermedades respiratorias crónicas, enfermedad de los riñones, del hígado y algunos tipos de cáncer. Es un problema de salud crónico, no aparece en un día ni se soluciona en una semana.
El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla (altura) que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). • Un IMC igual o superior a 25 determina sobrepeso. • Un IMC igual o superior a 30 determina obesidad. El IMC se obtiene diviendo el peso por la altura al cuadrado.
Pero además del peso importa el lugar donde se acumula la grasa. La distribución abdominal de la grasa se asocia a aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes e hipertensión arterial y se evalúa a través de la medición del perímetro de cintura. Se considera de riesgo un perímetro de cintura superior a 88 cm en la mujer y 102 cm en el varón.
Una historia en Coronda
Anahí Giménez tiene 32 años pero hace mucho tiempo que viene luchando, y esa es la palabra, “luchando”, con su sobrepeso que se convirtió en un momento en obesidad mórbida.
“No fue una cuestión de meses. Si bien después de mis dos embarazos no recuperé el peso que tenía, el ascenso fue cada vez mayor y si bien genéticamente tengo predisposición a la obesidad, hipertensión y diabetes, ayudó mucho el sedentarismo, la vida cotidiana, el ritmo de vida, el estilo con el que uno vivía y a los hábitos que uno fue adquiriendo. No es una sola cosa, son un montón de factores que predisponen a esta enfermedad” contó la joven.
“Yo siempre intenté bajar de peso, iba a nutricionistas, psicólogos y nunca llegaba al objetivo si bien bajaba, 5, 10 kilos pero después los volvía a engordar. Me hacía un efecto rebote. Nunca tuve la constancia de seguir estrictamente. Uno va pasando por muchos profesionales, pero era yo el problema. Hasta que llegué a mi peso máximo y dije: “Basta”. Ahí te hace click para tomar una decisión o nos quedamos donde estamos, era mucho el sobrepeso que tenía en kilos y se venían las enfermedades encima. Se notaba lo que acarrea esta enfermedad”.
Cuestión de peso
Esta joven que hoy festeja, tuvo que padecer mucho, no sólo desde sus kilos y su cuerpo: “Mi peso habitual antes de los embarazos estaba entre los 95, 100 kilos porque mido 1,83 de contextura grande. Después nunca me recuperé, estuve en 110, 115, con los años aumentó bruscamente por distintos factores. Llegué a 149,900 kilos… Ahí estuvo mi determinación a poder llevar y enfrentar esto. Fue muy difícil enfrentar y darme cuenta que estaba enferma” se confesó Anahí que quiere ayudar a otros a salir de la enfermedad.
Sufrió hasta que…
El proceso siguió adelante hasta que llegó ese famoso “click”: “Fue hace dos años al llegar casi a 150 kilos. Estaba estudiando enfermería en Gálvez y esta anécdota ilustra todo: nosotros nos bajábamos del colectivo y teníamos a tres cuadras la universidad. A mí se me hacía superdifícil, no me daban las piernas, no iba al ritmo de mis compañeras. Llegaba transpirada, se me aceleraba la respiración por caminar… tres simples cuadras. Hasta acá llegué dije porque no podré hacer lo que me gusta y cumplir mi sueño que gracias a Dios lo pude hacer, ser enfermera universitaria. Horas de estar de pie, lúcida, atenta, y mi cuerpo no me respondía más…” y eso encima “me llevó a muchas situaciones tristes y feas que hoy superé, como la depresión, por ver la discriminación social, cómo te miraban, con lástima, tus compañeras sentían eso… al verme tan mal, que no podía responder a nada. O cambiamos o cambiamos. No había otra. Ya estaba al borde de la diabetes, todo al límite. Fue un combo de cosas que me pasaron en ese momento y entonces dije que lo voy a intentar. Pedí ayuda a mi familia que nunca dejaron de ayudarme. Me llevaron a todos lados para bajar de peso. Tenía que entender yo lo que estaba pasando. Sin mi familia no hubiera sido posible”.
Obras sociales: fundamentales
También es fundamental que las obras sociales entiendan que este es un tema vital en cuanto a salud y no se trata de estética. Así pasó con la obra social de la energía. “Cuando pido ayuda nos comunicamos con la obra social. Yo pertenezco a Luz y Fuerza, planteamos mi problema, que ya había pasado por distintos profesionales sin resultados. Presenté todos mis análisis clínicos y exámenes a la obra social, con un informe médico del Dr. Ricardo Llahyah que quiero destacar y agradecer su acompañamiento y presentamos todo. Nos derivan a un centro de salud donde habría un tratamiento con un médico clínico, una nutricionista y una psicóloga. Me lo aprobaron, me derivaron a la clínica Del Valle, cuando ven todo se empieza a hablar de una cirugía bariátrica por los intentos de descenso, por mi predisposición a enfermedades y por tener ya obesidad mórbida. Con ese tratamiento bajé el 10% de mi peso, y ahí empezó a ser mucho más estricto, tenía que viajar a Santa Fe y se abre la posibilidad de esa operación, me derivan con un cirujano, el Dr. Moroni y empieza el tratamiento. Hace un año y meses que me la hicieron, había bajado 20 kilos ya y por eso me extirparon el 80% de mi estómago. Tuve que pasar la parte psicológica y nutricional, para que se vea que mis comportamientos y hábitos habían cambiado. Es un cambio de vida, de todo que si no estás preparado es imposible hacerlo, y como toda cirugía conlleva sus riesgos. No es una solución definitiva, sino una ayuda y hay que mantenerse desde la cabeza y la nutrición. Ingreso a la cirugía con 121 kilos… gracias a Dios sale todo bien. Ya llevo dos años de tratamiento, esto no se termina, es constante y hay que ser muy estricto y se respeta todo” continuó el relato con mucho entusiasmo y detalle.
No encontrar ropa
Desde lo social “se sufre mucho la discriminación. Es así. Las tiendas, vestirme, ir a tiendas de talles grandes y nunca podía vestirme a la moda, no se encontraba lo que me gustaba. Había que conformarse con lo que a uno le entraba. Eso acarrea mucho dolor y sufrimiento. Uno es joven… Era muy feo pasar por todo eso, vestirme como una persona grande, ir a un lugar y que te miren mal, un montón de cosas que tuve que pasar y es muy feo. Ojalá que eso cambie y lo padecí mucho”.
Varias operaciones
También la corondina refirió a otras cuestiones a tener en cuenta. “Después de dos años de la operación, del descenso de peso brusco y notorio, quedan sus consecuencias, sus secuelas como por ejemplo la manta de adiposidad en el abdomen, el famoso colgajo que le decimos que lo tuve bastante tiempo hasta que trae sus dificultades por ejemplo lesiones en la piel y el tejido va muriendo de a poco y genera nuevos problemas” y esto la llevó a otra operación: “Exacto. Hace un mes que me realizaron una dermolipectomía, un proceso quirúrgico con el cual te sacan el exceso de manta abdominal del que estoy en el post operatorio, que es lento y requiere de muchos cuidados y rehabilitación. Estoy con drenajes linfáticos, radio frecuencia, viajando a Santa Fe y hago fisioterapia” para luego agregar que “estoy muy contenta con todo lo que logré. Fue un sacrificio muy grande y costoso, me cambió la vida para bien, siento que me saqué una persona de encima, mi vida cambió para bien. Mis hábitos son otra cosa. Inculqué alimentación sana”.
En materia de más agradecimientos, nuestra entrevistada indicó: “Quiero agradecer también al Sindicato de Luz y Fuerza porque fueron parte de este cambio en mi vida. Mi peso actual es de 84 kilos. Bajé 65 kilos desde el inicio del tratamiento hasta hoy” y reconoció que “no me cuesta mantenerme así. Como sano, y no es un sacrificio entonces. Puedo comer de todo a su justa medida. No tengo limitaciones ni prohibidos. Sola fui dejando y adopté una conducta sana. Cuando me excedo en algo, y al estar reducido el estómago, si me paso cuando me gustó comer algo, después tengo molestias, náuseas, vómitos o malestares”.
“Cuánto dura el gusto de comer rico”
Al recordar todo lo vivido, Anahí agregó que “fue un aprendizaje a costa de mucho sacrificio y esfuerzo, los hábitos cambiaron muchísimo. Yo no desayunaba, no hacía colaciones y hoy en día si no desayuno no arranco. Hacerlo bien. Darle al cuerpo cosas para que estén bien y saber hasta dónde” y puntualmente dijo algo muy interesante, que refiere entre otras cosas, a la gula. “Cuántos minutos nos dura la satisfacción de lo que comemos y cuánto nos cuesta no sufrir consecuencias cuando comemos mal y en exceso y nos agredimos el cuerpo. Podemos comer rico y sano y llenarnos de todos modos”.
Sobre la obesidad y la falta de información al respecto, Anahí fue clara: “Es un tema que se debería profundizar. En verdad es una patología, una enfermedad silenciosa, difícil salir y de poder sobrellevar porque necesitás mucha ayuda. Creo que este tema debería ser un tema de educación social en todos lados” porque yo “tuve mis altibajos para el tratamiento. Me encantaría ayudar para que todos tomen conciencia y que los niños tomen buenos hábitos. Sufrirlo es muy feo en todos los sentidos”.
Como reflexiones finales, la joven madre de dos chicos expresó: “Se pudo, se puede y que en realidad es quererse un poquito uno, de valorarse y de querer salir adelante y estar bien. La salud hoy en día es tan importante más con lo que estamos pasando. No volvería a pasar nunca más por esto… queda el aprendizaje, la reflexión, se te viene todo lo vivido”. “La obesidad es una enfermedad que tiene solución cuando se quiere y con ayuda. Me sirvió todo lo que pasé para saber lo que hice bien y mal. Estoy muy feliz y agradecida a mi familia, a mi amiga Mariela Giménez, a todos los profesionales y a seguir porque se viene lo lindo, tengo que salir a trabajar, me recibí y estaba esperando dedicarme a lo que me gusta que es la enfermería y más en estos tiempos, que tanta falta hace hoy nuestro trabajo”.