Los dramas de los demás pueden ser las buenas acciones de nosotros mismos. Pensar en aquella frase tan usada, pero generalmente como figurativa de «vivir abajo de un puente» puede resultar difícil de razonar en cuanto a su aplicación real.
Sin embargo, hay gente que tiene muchos más dramas que nosotros, que pensamos que lo que nos pasa es lo peor del mundo, y si lo comparamos con otras vivencias, nos estamos quejando demasiado tal vez.
En esta historia se cruzan dos vidas paralelas, de gente trabajadora, modesta, sufrida, que pese a que cargan cruces sobre el lomo, no dejan de intentar estar mejor.
Cintia Díaz de 28 años y Dionisio Ferro, de 30, eran oriundos de Cañada de Gómez y de Santa Fe. Por cuestiones laborales en la frutilla, el muchacho se vino para estos pagos, pero le fue mal y quedó sin nada. Tanto así que quedaron en la calle y peor aún: durmieron muchos días debajo del Palco que hoy se vanagloria por sus letras y sus luminarias.
En un momento determinado, la mamá y los 3 pequeños que tienen fueron derivados a La Posada, en calle 25 de Mayo, a resguardo, pero como no se aceptan hombres, Dionisio se quedó en la costa.
Con ganas de trabajar y de salir adelante pese a haber tocado fondo de alguna manera, la solidaridad comenzó a golpear sus puertas.
Fue así que una vecina, Amorina Piedrabuena, llegada hace tres años de San Genaro, Licenciada en Gerontología e Inspectora de Tránsito en su localidad de origen, sin trabajo por el momento, y sin que le sobrara nada, como vemos, le donó una franja de su terreno a esta familia para que comiencen a construir una casita.
«Yo vivo en el Paraje Palo Azul, a 300 metros cruzando la vía, por la calle de ingreso, pude comprar un terrenito y cuando quería comenzar a construir, la dueña del lugar me dijo que se iba y me vendió su casa, entonces el terreno quedó libre, cuando me enteré de esta historia decidí dar una mano y les ofrecí un terreno en el mío para que se hagan la casita y vivan todos juntos otra vez» contó Amorina que más que Amorina debería ser amorosa…
La familia entonces se fue a vivir provisioriamente con la buena samaritana sangenarina mientras se espera que pueda hacerse una campaña de ladrillos, chapas, lo que sea, para armar la casa que no está en un terreno invadido y no la quieren ocupar unos vagos, sino gente que no tuvo suerte y que en esta época de acentuación de la pobreza, cayó en ella como en una ciénaga.
Si alguien puede colaborar con chapas, tarimas, nylon, ladrillos, arena, cemento, para armar una casita, ya sea particulares, empresas, instituciones, cualquier gobierno, podrán comunicarse con Amorina al whatsapp 5493426 98-0757 o con la familia directamente a un celular que no tiene la aplicación verde y blanca y que es el 0 3471 1535-9157 -Cintia-. Y si tienen trabajo para ofrecer, mejor todavía.
Además, la mujer agradeció la donación de frazaditas, colchón de una plaza, cama de una plaza y utensilios de cocina para la familia, de parte de Nadia Peralta. Y un detalle no menor: Amorina tiene a un hijo de 11 años con una delicada enfermedad que requiere extrema atención y cuidados y aún así tiene tiempo de ayudar a los demás.
Qué distinto sería el mundo si muchos más pensaran y accionaran de esta forma. Por lo pronto, todo está dado para que Coronda siga demostrando lo solidaria que es.