Este miércoles se celebran los 450 años de la fundación de la ciudad de Santa Fe, en Cayastá. Cuando decimos que Coronda ha sido fundamental a lo largo de toda la historia de la provincia y de su conformación, no es sólo una afirmación chauvinista.
Juan de Garay fue un adelantado del Río de la Plata, hidalgo, explorador, conquistador y gobernante colonial español que tuvo un importante papel en la organización de la parte atlántica de Sudamérica con la fundación de nuestra capital provincial y de la ciudad de Buenos Aires.
Hay dos hechos puntuales que lo unieron a Coronda, uno totalmente confirmado, y el otro, con una teoría al respecto aunque no firme en un 100% ya que hay otras versiones.
Según una publicación del Conicet y el Centro de Estudios Hispanoamericanos, en la búsqueda de rutas y lugares para asentar una población, Juan de Garay se topó en Coronda con Jerónimo Luis de Cabrera, quien acababa de fundar Córdoba de la Nueva Andalucía, en tierra de Comechingones e incluido, en sus dominios al fundar simbólicamente el puerto de San Luis de Córdoba, junto a las ruinas del fuerte de Gaboto.
Fue este imprevisto encuentro el que obligó a Garay a fundar apresuradamente la ciudad de Santa Fe en tierra de Calchines y Mocoretás, en el sitio donde en espera suya había acampado su gente en las inmediaciones del lugar que actualmente se llama Cayastá, donde se han exhumado las ruinas de Santa Fe la vieja.
Esta contramarcha, que se vio obligado a hacer Garay desbaratando su propó sito inicial, le llevó apresuradamente a fundar donde había dejado el cuerpo principal de su expedición, y a prescindir de las aspiraciones de Cabrera, al establecer los límites de la jurisdicción santafesina llevándola por el sur a veinticinco leguas más allá del imaginario puerto de San Luis de Córdoba, que así quedaba dentro de la jurisdicción de la ciudad que fundara Garay.
Sin embargo, Santa Fe, quedó prácticamente encerrada y metida en un rincón entre islas, lagunas y pantanos por el naciente y el sur, y por el Oeste, por los tupidos espinillares y algarrobales, guarida de tigres, desde donde acechaban amenazantes las tribus rebeldes.
El objetivo de Garay era precisamente, abrir y allanar dos caminos. Uno fluvial que llevara al mar por donde se pudiera ir y venir de España: y el otro terrestre, que comunicara al Perú y al reino de Chile con el Paraná, sobre todo con rumbo a Lima, hacia donde se había desplazado el centro de la conquista de las Indias.
SU MUERTE… ¿FUE EN CORONDA?
Citado por Ricardo Benavídez en el Diario El Litoral, el 15 de noviembre de 2014, el autor del artículo cita a su vez a Hernando de Montalvo, tesorero de la Real Hacienda, quien en una carta mencionó sobre la muerte de Garay: “Cuando aportó aquí (se refiere a Buenos Aires) la Armada de Don Alonso de Sotomayor, gobernador proveído por vuestra Majestad para Chile, y así como se fueron el General Juan de Garay en un bergantín se subía a la ciudad de Santa Fe, y cuarenta leguas de aquí quiso entrar con el navío a una laguna, pareciéndole que atajaba camino, y bajando toda la laguna alrededor, no halló salida, acordó ranchear a la boca, donde los estaban mirando hasta cuarenta indios que habitaban por allí y como los vieron entrar por aquella laguna entendieron ser chapetones venidos de España y como los vieron pasar allí y todos en tierra durmiendo y muy descuidados y desnudos; porque le habían dicho al General los que iban allí de los de Chile que hiciesen centinela, a lo que éste respondió: estos indios téngolos yo muy sujetos. Pueden estar tan seguros aquí como en Madrid, donde al primer sueño dan en ellos y matan primero al General sin poder decir: ¡Dios válgame!, con una macana de que murieron allí cuarenta personas y un fraile franciscano”.
El lugar donde lo habrían matado es en la entrada a la Laguna Coronda a la altura de la actual ciudad, entre otras teorías que refieren a que aquel 20 de marzo de 1583 podría haber sido asesinado tal vez a la altura del Fuerte Sancti Spíritu en Puerto Gaboto o bien en costas entrerrianas cercanas a Diamante.
Los atacantes fueron indios minuanes, tal como lo expresa un testigo privilegiado como Del Barco Centenera, quien los denomina “mañanues”, en referencia a una parcialidad de un grupo más numeroso -los charrúas-, componentes a su vez de la nación guaraní. Los minuanes pertenecían al grupo guaraní-chaná, y estaban entrelazados con los genoa, de donde habían surgido los guinuanes.
La historia indica que sin el encuentro con Cabrera en Coronda, la ubicación de Santa Fe no hubiera sido Cayastá, y sin el cansancio de su tropa, quizás ese día –teniendo 55 años de edad- Garay hubiera seguido adelante con su propia historia.