Lamentablemente en estas épocas nos encontramos con muchas historias tristes, preocupantes, angustiantes, debido al coronavirus.
“A partir de los 60 años la letalidad empieza a aumentar marcadamente. A los 70 años tiene 10,6% de letalidad las mujeres y 16,3% los varones, arriba de 80 años 16,8 mujeres y 26,3 varones y más de 90 años el 20,2% las mujeres y 31,2% los varones” indican los expertos.
Por eso, cada vez que un abuelo o una nona tienen síntomas de lo que sea, generan alarma, intensificada en estos tiempos de pandemia.
Emilia es una de esas nonas adorables, y Leisa Benítez una de sus nietas, que además fue criada por ella junto a su hermano por lo cual devolver todo lo recibido es también dar amor y protección y por sobre todas las cosas ser agradecida.
La abuela comenzó con algunos síntomas. Obviamente que lo primero que se piensa es que pueda tener covid19, pero en realidad era una afección pleural, con mucho líquido en piernas y pulmón que encendió todas las alarmas.
Se intentó no internarla porque hoy los centros asistenciales son focos posibles de virus, pero la terapia intensiva en el Sanatorio San Jerónimo se tuvo que hacer para sacarle lo que podía generarle más que un edema pulmonar… Además, la edad complica el corazón más fácilmente.
Por suerte, pese a que los ancianos suelen perderse cuando son internados, más en una terapia intensiva, la recuperación llegó, Emilia volvió a casa y con eso, el alma de Leisa y toda su familia se acomodó en su lugar, una vez más, para seguir brindándole el amor que se merece.
La casa de calle Juan José Paso volvió a la tranquilidad y el cartel que reflejó la felicidad del retorno al hogar: «Bienvenida a casa abuela, Leisa, Alan, Budy tu gato, y los pájaros, te amamos» fue el corolario de una angustia que los rodeó durante varios días.
Claro, pensamos, cómo no va a tener problemas de corazón la nona, si por su familia y su nieta su pecho se vive inflando de amor.
Nos alegra contar estas historias, porque nos indican que las familias están fuertes aunque nos quieran decir lo contrario.
Sus hijos, sus recuerdos, sus nietos y nietas son sus guardianes y se nota.