La Justicia dictó 45 días de prisión preventiva para 9 empleados penitenciarios acusados en principio de los supuestos delitos de “incumplimiento de deber de funcionario público” y “facilitamiento de evasión” en el marco de la fuga de dos presos desde la cárcel de Piñero, este lunes pasado.
En un trámite curiosamente muy expeditivo y veloz, desde la fuga, pasando por las imágenes de las cámaras, a la indicación de responsabilidades de cada guardia por donde pasaron los famosos carritos, a su detención y puesta a disposición de la justicia hubo no más de 48 horas.
En el medio, Carlos D´Angelo, uno de los reos escapados, era detenido en Villa Gobernador Gálvez mientras que Hugo Peralta permanece prófugo.
EL FUGADO, FUE ACUSADOR
El tema es que una vez aprehendido, el recluso, que se escapó por tercera vez –dos de sendos penales y una del camión del SP en mayo de 2019 en la autopista- ofició de testigo y según la información exclusiva que reunió nuestro medio, a través de zoom denunció a dos empleados más, y a personal de una agrupación especial por supuestas amenazas y hasta agresiones, llegando a tal grado que pidió traslado a una cárcel fuera de la provincia aunque no descartan que sea traído a Coronda.
Tanto es así que pesó lo que declaró el reo, que se exigió un examen físico a través de un médico forense para ver si hay más responsabilidades y si algún empleado habría tomado represalias por lo que les pasó a sus 9 compañeros.
“PEREJILES”
Convengamos que en todos los casos se trata de “soldados”, como gustan llamarse entre sí y que el superior inmiscuido, el director de la Unidad 11, fue el único de los previamente señalados como posibles responsables, que quedó fuera de este embrollo y salió en libertad con medidas de restricción.
Así como se prejuzga a los guardias, porque ante la misma situación pudo haber negligencia o delito en todos, algunos o ninguno, desde el vamos las autoridades del Servicio dieron por sentado que los presos se fueron porque hubo ayuda: “Es imposible fugarse, salvo que hayan hecho la vista gorda” en referencia a los empleados mencionó en varios medios el Dr. Jorge Bortolozzi que habló de la pésima formación de los nuevos uniformados.
El malestar reinante en el mundo carcelario es grande pero silencioso teniendo en cuenta que está prohibido una manifestación de cualquier agente, con todas las consecuencias que esto podría traer aparejado.
LA FUGA NO PUEDE NEGARSE
Está claro que el hecho puntual es que los internos se escaparon, lo hicieron pasando por varios lugares donde no debe salir nadie sin ser visto y el tema es que a su vez nadie notó que dentro de dos cajas sobre carritos, había presos metidos adentro. Y encima en la audiencia se habló mucho de “demora en avisar” de la fuga, cosa que alguno podría haber omitido hacer, quizás buscando reparar la equivocación por sí. Siempre hablando de supuestos, todavía verdades no hay pero ya hay 9 empleados que hace 4 días ocupaban puestos de guardia cuidando presos y hoy son parte de ellos… Increíble.
Lo que pasó es un error, como mínimo, no lo podemos negar aunque “nos duela en el alma” como pro penitenciarios que somos. De ahí a haber cobrado o ser parte de una organización delictiva o haber colaborado con ella para que estos dos presidiarios se dieran a la fuga, hay todo un tema que hasta cuesta creer que todos lo hayan hecho porque sería una súper organización y esto no debe planificarse del día a la noche.
DOBLE CASTIGO
Sin embargo, la Justicia ya dio un primer fallo: prisión preventiva de 45 días. Recordemos que esta medida se aplica por dos cuestiones: que puedan entorpecer la investigación o amenazar o atacar a las víctimas o denunciantes.
No sólo eso, la Resolución N° 1000, expediente 02005-0002500-2, inició un sumario administrativo contra esos empleados -8 varones y una mujer- y los pasó a todos a situación de revista de suspensión preventiva con disponibilidad tras la fuga de los presos Peralta y DÁngelo de la celda 1333 del pabellón 13 de la Unidad 11.
En un rápido sondeo que hicimos, nos encontramos con buenas referencias de estos trabajadores y que el desorden reinante, la confianza de que “nunca va a pasar” y el grado de estrés general por la influencia del Covid19 en este rubro habrían tenido que ver con los que serían descuidos que generaron el insólito y tan comentado escape.
DE AQUÍ Y DE ALLÁ
Buenos y malos, desde el punto de vista de flojos empleados o trabajadores infieles, hay en todos lados, seguramente; el tema es que no puede dejarnos de llamar la atención la judicialización tan extrema de este hecho y una vez más queda probado que en la cruel pirámide penitenciaria, no es lo mismo la sospecha de un delito sobre un superior –hay ejemplos de sobra al respecto- que el de un agente raso. No se han tratado de la misma manera sobre todo en situación de género.
Es verdad, puede que esta vez no sea así, pero la odiosa comparación no deja de ser cierta a la luz de muchos antecedentes al respecto dentro de las filas carcelarias.
Una cosa es un error y otra un delito… lo primero parece casi innegable, pero lo segundo… no asoma como una verdad incontrastable, al menos todavía. Sin embargo, por una falla, pudo cambiar para siempre la vida de 9 personas.