Este martes 2 de agosto tuvo lugar la realización de las Fiestas Patronales de la Virgen de Nuestra Señora de los Ángeles, en la Capilla ubicada en Barrio Basualdo, en calle San Justo.
Hubo procesión con misa, luego se sirvió un chocolate y hubo una feria de platos que contó con la presencia de muchos vecinos que llegaron al lugar.
La celebración estuvo presidida por el cura párroco Presbítero Sergio Capoccetti y es realmente admirable el crecimiento que ha tenido el edificio que en 6 años con mucha perseverancia y la ayuda de políticos y la comunidad, se ha convertido en un moderno templo prácticamente terminado.
LA HISTORIA
En noviembre de 2016 el padre Daniel Achkar era el cura en Coronda cuando le comentó al entonces Senador Danilo Capitani que había conseguido un terreno entre Barrio Basualdo y Gálvez para erigir ahí una capilla católica.
Los dos se conocían de cuando el sacerdote fue presbítero en la ciudad de Gálvez, por lo cual fue más fácil conseguir el sí con el plus de que en la zona hay muchos vecinos de esa ciudad que tienen casas de fin de semana.
En primer lugar hubo aportes de 5000 pesos para la comisión presidida siempre por Mirta Heredia, una pujante vecina que empujó tanto para llegar al objetivo del templo concluido.
En el medio hubo beneficios como venta de pastelitos, raviolada, pollada, té bingos, aportes de vecinos, de privados, venta de dulces.
En 2018 Capitani ofreció al equipo local comandado por el concejal Claudio Minetto 500.000 pesos para una obra en la ciudad. Se eligió entonces la capilla porque ya estaba en construcción y con ese dinero, cuatro años atrás, se podía terminar gran parte de la obra, casi hasta el techo.
Fue así que se firmó un convenio entre el entonces legislador y el Arzobispo José María Arancedo para la donación del dinero y el destino que tendría.
Más adelante hubo una importante venta de canastas navideñas, que generaron más de 90.000 pesos de ganancia y lo último en cuanto a la obra del templo es la construcción del altar que se haría en noviembre.
LA DEVOCIÓN
De acuerdo a la tradición, el 2 de agosto de 1635, una mujer de nombre Juana Pereira encontró sobre una roca una imagen de la Virgen María con el Niño Jesús en brazos. El lugar se llamaba «Puebla de los Pardos», donde se construiría después la Basílica de Cartago.
Se dice que aquella mujer trasladó la imagen a varios lugares, incluyendo una parroquia cercana, a pedido de un sacerdote. Sin embargo, la imagen solía desaparecer del lugar donde estaba y aparecer de nuevo sobre la roca donde fue hallada por primera vez. Esto fue interpretado como el deseo de la Madre de Dios de que se construyera un templo en aquel lugar.
Primero se construyó una ermita y posteriormente la Basílica. En el transcurso de esos años la veneración a la santa imagen se fue extendiendo entre los pobladores. La gente la llamaba Nuestra Señora de los Ángeles, por haberse aparecido el día en que la Iglesia celebra a la Virgen bajo esta advocación.