“A veces es necesario creer para ver” Hermes Juan Binner 2011, Coronda.
- Homenaje del Centro Socialista «Mabel Maese»
La tarde fría nos encuentra dispersos dentro de nuestras casas, en el trabajo, en un club. Llegan miles de mensajes de toda la bota Provincial. Nos abraza el desconcierto de una noticia esperada pero negada por los Socialistas.
Murió Hermes Binner, el primer gobernador socialista de la República Argentina, el padre de la salud pública santafesina, el que se abstuvo de elegir jueces con el dedo, que trajo paritarias, que creó las casitas de infancia, que titularizó miles de docentes, el de las asambleas ciudadanas, el del plan estratégico, el de las defensas hídricas y cuantas cosas más para decir.
Sin embargo, a nosotros hoy no nos importa escribir de su extensa trayectoria, porque la angustia es ancha de lado a lado. Porque para nosotros murió el hombre que compartió un sueño, que se animó a invitarnos con tanta generosidad a creer que una sociedad diferente y más igualitaria era posible. El Hombre siempre correcto y amable que sin necesidad de gritos de tribuna y con una enorme tranquilidad nos decía: “miren…si hay algo de lo que no se van a arrepentir nunca cuando lleguen al final del camino, es haber brindado un poco de su tiempo para ayudar a quien lo necesite, para construir al lado del otro”. Y así transcurrió toda su vida, como un constructor de sueños, como dice Silvio: “como un barredor de tristezas”.
Para nosotros la construcción es siempre colectiva, sin personalismos. Pero el nombre “Hermes Binner”, inevitablemente se convirtió en una metáfora de infinitos significantes humanos, casi un poema de vida que enseñó con su ejemplo a generaciones de jóvenes que la política y la ética son inseparables. Debe ser por eso, que al no poder despedirlo como corresponde por el coronavirus, miles de militantes, ciudadanos y amigos se acercaron a la casa donde vivió toda su vida en San Juan al 2300, y llevaron flores, carteles y afectos que colocaban en la puerta y el portón. Porque Hermes era tan honesto y tan fácil de encontrar que vivió 60 años en la misma casa de siempre, sin más custodios que el amor de sus vecinos.
Ese flaco alto de manos gigantes, que miraba sereno sin esconder nada, dedicó su vida a la construcción de una sociedad más justa y permitió a miles de jóvenes animarse a creer en sí mismos, a ser desobedientes, decía siempre que los jóvenes no estaban para servir el café, que eran el presente y los animaba a participar, a cuestionar, a elegir.
Al llegar a la gobernación de Santa Fe, su primer gesto fue sacar las vallas de gobierno que dividía la casa gris de la población, hecho significativo que marcó un cambio en la forma de gobernar, cercano a los ciudadanos, con ministros que salían de sus oficinas para recorrer el territorio santafesino. Porque Hermes repetía como una convicción indiscutible que los cambios sólo se generan con la participación popular.
En una visita a Coronda por el año 2011 cuando muchos actores de la política descreían de la realización de la obra del nuevo hospital, Hermes les contestó: “a veces hay que creer para ver” y como siempre que empeñaba su palabra, cumplía. Cosas que son difíciles de encontrar en un dirigente de esa talla y con tanto recorrido. Es que es muy complicado hallar en la política Nacional personas que vivan como piensan. Seguramente ahí está su legado y el ejemplo con el que nos queremos mirar los socialistas. Su corazón y sus palabras siempre estarán en nuestro camino como una luz donde alumbrar los sueños colectivos.
Te abrazamos Hermes, Compañero Eterno.