El diputado provincial Nicolás Mayoraz está impulsando una ley en la legislatura para prohibir el uso de celulares en las cárceles y la aplicación de un inhibidor de señales de celulares.
Esto se da en el marco de la innumerable cantidad de delitos que se organizan desde las cárceles y la corrupción que permite el ingreso de los dispositivos.
“La sociedad está azorada porque nadie hace nada para frenar el uso de los celulares por parte de los condenados. Hay que tomar medidas drásticas. Esta es la forma de frenar la organización de delitos desde la cárceles”, subrayó el legislador.
De todas maneras, el pedido que es correcto y que no es el primero que se hace. De hecho el 4 de agosto de 2017 se colocaron varios inhibidores y de arranque nomás los mismos internos rompieron uno aunque las autoridades se desesperaban por desmentirlo. Y luego todo el barrio Stratta sufrió en carne propia de las inhibiciones hasta que se llegó a sacarlos y volver a la prohibición legislada pero no practicada.
También es verdad que se denunció en voz demasiado baja que en la cárcel de Coronda -y quizás en otras también- no fueron pocas las veces en las cuales, por las tardes, prestaban teléfonos fijos a presos determinados para que se comunicaran con el exterior, cosa nunca demostrada. O sea, el uso de teléfonos y tecnología a veces generó vistas gordas e incluso sospechas de quioscos instalados en los penales. O por lo menos eso se sospechó pero nadie lo puso en verdad.
En definitiva ahora quedó demostrado que puede pasar porque se conoció que el narco criminal Ariel Guille Cantero tenía un teléfono fijo… en su celda.
El uso de teléfonos de parte de los presos generó gran cantidad de delitos cuando supuestamente la entrada a una cárcel debe por lo menos dejar fuera de circuito a un ladrón, un estafador o un delincuente. Y también convengamos que si se los sacaran habría que ver qué efecto generaría esto en la tranquilidad de los penales.
Lo del diputado es correcto y es lo que hay que hacer, pero el contexto de aplicación es el más difícil que podría existir.