Por Juan Peratitis
Los seres humanos pretendemos ser dueños de hacer lo que queramos con el medio ambiente y sin lugar a dudas que lo estamos pagando bastante caro por aquello de la acción-reacción.
Sin embargo, la gran mayoría todavía se admira de las maravillas que nos rodean, de los seres vivos sobre los cuales de vez en cuando tenemos alguna información y de ciertas especies que captan nuestra atención de manera muy especial.
Es el caso de los colibríes o picaflores, pequeñas aves a las que miramos con suma devoción cada vez que aletea en una flor de nuestros patios.
Imagínense que verlos de lejos a esos seres inalcanzables por su velocidad nos causa hasta una emoción poco explicable, lo que será poder tener uno entre las manos, y no sólo eso, sino… salvarle la vida.
El colibrí tiene el cerebro más grande en el mundo de las aves en relación a su tamaño corporal y además es un pájaro de gran corazón, que puede alcanzar alrededor de 1200 latidos por minutos.
Muchas creencias hay alrededor de la aparición de una de estas avecitas. La leyenda guaraní relación la aparición de un colibrí con la visita de un familiar fallecido. Según estos relatos, cuando un ser humano abandona el plano terrenal, su alma se desprende de su cuerpo y vuela hasta posarse en una flor. Allí, el alma se conecta con la tierra que la ha visto nacer. El colibrí llegará y la descubrirá entre los pétalos; la recogerá y llevará volando hacia el paraíso.
En tanto según los mayas, el colibrí se encarga de llevar buenos pensamientos y deseos; si ves esta pequeña ave en tu jardín, significa que alguien está pensando en vos. A su vez, para los aztecas eran los mensajeros entre hombres y dioses. Usaban amuletos con la figura de estas aves para atraer energía, fuerza, disposición a pelear y la habilidad para usar armas.
Los colibríes también fueron nombrados en la Biblia como mensajeros del cielo, que empujan suavemente a la humanidad a seguir adelante y liberar la carga de las personas o cosas del pasado que ya no pueden ser parte de su vida. Como sea, cuando un colibrí se acerca a una persona es porque necesita sanar su corazón y liberar la mala energía. Es señal de perseguir los sueños y no permitir que los obstáculos te detengan.
Una vez más Miguel Angulo, fotógrafo especializado en la naturaleza y en aves, vivió una experiencia realmente maravillosa de la cual tenemos un video y fotos en esta nota: rescató junto a Daniel, un amigo de la primaria corondina, a un picaflor que estaba en el suelo, parecía muerto, pero sin embargo no era así.
Inmediatamente, como una especie de SIES 107 de la naturaleza, Miguel Angulo y Daniel «Penca» DÁngelo, pusieron manos a la obra, tomaron al delicado ejemplar entre sus manos y le dieron de beber y comer una fórmula a base de agua azucarada que le salvó la vida.
«Ese amigo me avisó que había encontrado un picaflor en el suelo, frente a su casa, pensó que estaba muerto pero respiraba, fui a buscarlo, él le había dado agua y estaba algo mejor: le dimos agua azucarada, bebió mucho, al rato ya quería volar, lo llevé al patio pero de mi casa y lo curamos con mi pareja, voló unos 50 centímetros y se posó en una ramita, estuvo unos 15 minutos ahí hasta que se fue» como diciendo gracias en sus enloquecidos aleteos que volvían a flamear desde el patio de la casa de Juan de Garay e Italia, en el sur de la ciudad de Coronda hasta el de Miguel, unas tres cuadras al oeste donde lo «restauraron» e hidrataron para que siga deleitando a los que tienen el privilegio de verlo.
Miguel -quien junto a Dora, su pareja, fueron los enfermeros- asegura que sabían cómo hacerlo porque él es estudioso de todos los seres vivo alados. «No se le puede dar cualquier cosa porque si no, se mueren… Es más, el recipiente que usamos los limpiamos muchas veces para que no tenga ni el mínimo hongo, porque lo mataría».
Uno puede pensar que está todo escrito, pero hablar de paramédicos de colibríes jamás pensamos que sería verdad. Una señal de piedad para la naturaleza en medio de tantos ataques al medio ambiente.
Imagínense si ver un colibrí trae buena suerte, sin lugar a dudas que Miguel y Daniel se ganaron el cielo gracias a un picaflor.
Aquí, los dos videos publicados en facebook.
https://www.facebook.com/1029055838/videos/pcb.10222695957080770/732593377904204
https://www.facebook.com/1029055838/videos/pcb.10222695957080770/1079119809542831
NO FUE LA PRIMERA VEZ
Si esto resulta increíble en general, más lo es porque en esta misma ciudad de 21.000 habitantes, no fue la primera vez que se dio una situación similar.
No hace mucho, el 7 de diciembre del año pasado, el médico veterinario y presidente del Concejo de Coronda, Dr. Cristian Bortolotto, había recibido una particular visita en su veterinaria de calle Juan de Garay.
Un colibrí que al parecer había chocado contra una pared, voló y caminó como pudo hasta dentro de la sala, allí fue recogido por el profesional, y del mismo modo, con una cura basada en agua y azúcares, le dio fuerzas para que luego de estar posada esta querible ave en las manos del médico, pudiera emprender nuevamente vuelo.
Su esposa, la Prof. Ana María Cavallo, hizo en aquel momento esta publicación: https://m.facebook.com/photo.php?fbid=4793874523968547&id=100000381414393&set=a.586391054716936&source=57