Realmente da que pensar que todavía, a esta altura de las realidades que vivimos en base a la naturaleza castigada por el hombre y la gran cantidad de hechos que suele haber, tanto hablando de accidentes como de incendios de viviendas y bienes, que nadie busque que los Bomberos dejen de ser Voluntarios y pasen a cobrar por lo que hacen, porque largamente lo merecen desde hace años.
En Coronda somos privilegiados por el nivel de capacitación y el crecimiento sostenido de voluntades que se suman al cuartel. Además, el trabajo de la Asociación y su comisión directiva han hecho que este lugar tenga vehículos, equipamiento e infraestructura edilicia acordes a las necesidades, sin tener que envidiar nada a los grandes cuarteles de las ciudades más grandes.
Es verdad, y ha ocurrido en unas pocas ocasiones, que se registraron pequeñas demoras en la asistencia a incendios pero esto tiene una justificación: son voluntarios, las guardias son pasivas y no se hacen dentro del cuartel, y desde que son notificados, hasta que el camión sale es lógico que pasen varios minutos.
Como si fuera poco, este domingo se concretó una nueva capacitación en Coronda, que cuenta con los elementos necesarios para que esté bien hecha, con preparadores que son de nuestra ciudad y entrenan a bomberos de toda la Regional IV y como era de esperar, fue todo un éxito.
Según explicó el Subjefe del Cuartel de Coronda, y capacitador y directivo de la Regional IV, Of. Mariano Zurawski: «Se hizo el primer taller seminario de incendios estructurales. Se desarrolló la parte teórica con tres temas: técnicas de extinción de incendios generales, ventilación táctica para ayudar a bomberos y posibles víctimas, y abastecimiento de grandes caudales». Luego de seis horas de parte teórica en las aulas del cuartel, los 30 asistentes fueron hacia el Club de Caza y Pesca El Chajá donde se hizo un entrenamiento práctico.
«Así es. A las tres de la tarde fuimos al predio de El Chajá, y trabajamos con cuatro escenarios: ingreso a una vivienda con técnicas de reducción de temperatura, extinción indirecta en estructura combustionada, abastecimiento de grandes caudales, y uso de extintores para diferentes tipos de fuego». El cierre de la ardua pero útil jornada, se concretó en la sede de Juan de Garay 1765.