producto del viento reinante que ha tenido ráfagas que en la zona superaron los 40 kilómetros por hora, algunos quinteros se encontraron con macrotúneles destruidos y caños y estructuras muy dañadas, sobre todo.
Lo curioso es que el efecto del viento no fue homogéneo, ya que en un campo por ejemplo causó estragos y en uno vecino prácticamente no afectó en nada.
No hay una cuenta precisa de cuántos productores tuvieron problemas, pero por lo menos cuatro o cinco con importantes superficies lo soportaron, principalmente en el norte del distrito pero de todos modos no hubo discriminación geográfica.
A esto hay que agregarle el tremendo el efecto que genera la sequía y que no ayuda de ninguna manera.
Según explicó la Ing. Agr. María del Huerto Sordo: “No sólo se trata del viento, hay mucha tierra arenosa, eso afecta plantas y frutas, se producen heridas que son puerta de entrada para enfermedades” y luego agregó que “se va potenciando por la gran sequía, hay demasiada arena, esto genera que se reproduzcan unas arañuelas que son plaga para la fruta”.
La profesional calculó que para que el panorama mejore, deberían caer al menos “30 milímetros de lluvia, pero depende mucho la intensidad. No es lo mismo que caiga en una hora a que lo haga en un tiempo más prolongado”.
Por su parte, Mariana Solis, elegida concejala de Coronda hace unas horas, pero productora de frutillas también, explicó en su campo sobre los daños soportados: “Se nos volaron nylons de los macrotúneles en dos lotes, la evaluación de lo ocurrido va a depender de si se pueden emparchar o no, si los caños hay que soldarlos o no, todo está dentro de los imprevistos en la inversión”.