La Clínica de Oncología de Coronda, que funciona en el espacio de la Clínica San Jerónimo, trabaja todo el año con la prevención y con la detección precoz del cáncer de mamas.
“Si bien en octubre ha crecido el número de mamografías, todo el año aconsejamos que se hagan chequeos, sobre todo las mujeres que superen los 50 años” indicó uno de sus titulares, el Dr. Matías Zurawski.
El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en la mujer. Sin embargo, es uno de los pocos tumores que pueden ser detectados con un método sencillo antes de que manifieste síntomas.
La detección de esta enfermedad en etapas iniciales es lo que determina las posibilidades de curación, de ahí la importancia de insistir permanentemente, año tras año -sobre todo en octubre, mes dedicado a la concientización sobre el cáncer de mama- en los controles femeninos para detectar posibles lesiones en la mama antes de que sean palpables y cuando aún no han invadido en profundidad ni se han diseminado a los ganglios ni a otros órganos.
En la provincia de Santa Fe funciona la Agencia de Control del Cáncer. Desde allí informaron a El Litoral que por año se detectan en toda la bota santafesina unos 1600 casos nuevos de cáncer de mama, siendo el promedio anual de muertes de 521 casos.
Del número de casos nuevos por año, precisaron que el 77,02 % corresponden a mujeres mayores de 50 años, el 22,06% a mujeres de entre 30 y 49 años y el 0,92% a mujeres menores de 30.
Al respecto, la mastóloga Diana Montoya (MN 88641), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología afirmó que “una mujer sin factores de riesgo tiene un 12% de posibilidades de desarrollar un cáncer de mama a lo largo de su vida. Pero cuando una paciente tiene una mutación de alto riesgo este porcentaje puede ser mayor al 60 % y llegar hasta el 80 % a lo largo de su vida”. Es decir, hasta 10 veces más de probabilidades. Los genes de moderada peligrosidad, en tanto, aumentan dos o tres veces el riesgo en comparación con la población general
En este contexto, la profesional hizo hincapié en la relevancia de los test genéticos para la detección temprana de posibles mutaciones de alto riesgo. Se trata de análisis de sangre “que permiten identificar alteraciones genéticas que pueden aumentar significativamente las posibilidades de desarrollar cáncer de mama a lo largo de la vida”.
La información que provee un test genético es muy útil en una paciente sana cuando se sospecha que puede existir una mutación, pero también es valiosa en aquellas pacientes con sospecha clínica que ya han desarrollado la enfermedad. “Permite el estudio de otros integrantes de la familia y habilita para realizar (en caso que así lo desee la paciente) una mastectomía de reducción de riesgo de la mama contralateral. También permite tomar precauciones a nivel ginecológico y son pasibles de tratamientos con drogas específicas”, agregó la experta.
Además, “cuando hay una condición de alto riesgo, se incluye en los controles la resonancia magnética con contraste. Este estudio tiene una sensibilidad mayor a la mamografía y ecografía habituales y es de gran ayuda en este grupo de pacientes. A su vez, se realizan chequeos más frecuentes, que incluyen mamografía y ecografía en un primer control; y a los 6 meses una nueva resonancia magnética”, explicó la doctora.
Con datos obtenidos de el diario El Litoral.