Todos los años recordamos lo mismo, pero no podemos dejar de hacerlo porque por una situación casi milagrosa, en 90 años de historia penitenciaria provincial solamente se tiene registro de un agente muerto en cumplimiento de su deber.
Lamentablemente le tocó al arocense Marcos Antonio Sánchez, que el 16 de agosto de 1999 fue baleado por el recluso Facundo Castro, cuando increíblemente tenía en su poder una pistola 9 mm en el marco de un motín con guardias rehenes y lesionados. Al otro día ya no pudo soportar la herida recibida y falleció.
Más adelante el Servicio Penitenciario determinó como homenaje permanente que la Escuela Penitenciaria lleve su nombre ya ascendido a Ayudante de Segunda.
En 2019, cuando se cumplían 20 años de aquel homicidio, en la edición impresa de Periódico Corondino entrevistábamos a su hermana María Alejandra, quien con mucho dolor pero también entereza, recordaba ese terrible momento.
“De ese fatídico día recuerdo todo, desde dónde estábamos cada uno de la familia, el momento cuando nos comunicaron la noticia, la desesperación, llantos, incertidumbre, rezando, viajando al Hospital Cullen para que no fuera tan grave, ver a mi madre destrozada, pensaba en mis sobrinos que eran tan chicos, ver cómo los familiares al enterarse llegaban, sus compañeros uniformados ofreciéndose como dadores de sangre, médicos y enfermeras corriendo, la angustia esperando los partes médicos que por cierto cada vez eran menos alentadores, enterarme de los detalles de ese momento como que un compañero se ofreció como rehén para que pudieran sacar a mi hermano herido de la celda para trasladarlo al hospital, y que otros fueron heridos… la impotencia de saber que el asesino era sobreprotegido y aislado para cuidar su integridad mientras mi hermano se debatía entre la vida y la muerte… desesperante” recordaba Alejandra quien hoy miércoles hizo un posteo en homenaje a Marcos como ilustra la foto que acompaña esta nota.
Facundo Castro había estado alojado en la Residencia Juvenil, luego creció y siguió delinquiendo, tras ese motín y el homicidio que cometió fue condenado por este hecho a 25 años de prisión y llevado a una cárcel fuera de Santa Fe porque “temían por su vida”. “La justicia y los derechos humanos hacen que el delincuente asesino más peligroso entre y salga en menos tiempo de su condena” opinaba Alejandra, quien luego recordó al agente y en particular, a quien fue en vida su hermano: “Fue excelente en todos los roles dentro de su corta vida, honesto, leal, respetuoso, amigo, responsable, buen compañero, cariñoso y gaucho, tanto en el trabajo como con su familia” y agradeció que la Escuela Penitenciaria se llame Ayudante de Segunda Marcos Antonio Sánchez, porque “es un buena homenaje para quien diera su vida en cumplimiento del deber y podrán pasar muchos años pero siempre será recordado”.