Por lo menos 3 empleados penitenciarios se quitaron la vida en el último año y medio, la mayoría en sus puestos de trabajo -todo un mensaje- y uno incluso sufrió un paro cardíaco posiblemente por el trajín de hacer cientos y cientos de kilómetros para tomar sus turnos, con pocas horas intermedias de descanso. No se trata de cantidad, se trata de sentido común.
En este jueves terrible, la Unidad 11 de Piñero se vio sacudida por la muerte del joven Ezequiel Riquelme, de 25 años, santafesino, quien escribió un mensaje muy inquietante en su estado y luego, cuando tomó su puesto -algo que aseguran pidió no hacer por no sentirse bien- decidió descerrajarse un disparo con el arma reglamentaria en la Garita 8 del Módulo C de este presidio.
No se trata de una fría estadística sino de una cruda realidad: algo está fallando realmente mucho porque ante un ámbito laboral hostil como es el de trabajar en una cárcel, en primer lugar la cantidad de profesionales de la salud psicológica no alcanza, hay turnos y turnos y quienes tienen que atenderse fuera del ámbito penitenciario rara vez se encuentran con cobertura de obra social para la psicología.
Ese es uno de los problemas, pero también convengamos que la Unidad 11 de Piñero hace agua por varios lados a sabiendas de lo que vamos recibiendo en nuestro escritorio. Las cosas que vienen sucediendo desde el ataque desde afuera hacia adentro a los tiros, hasta esta parte, pasando por el coronavirus, los recargos continuos por falta de personal ya sea enfermo, con «carpeta» o porque no alcanzan simplemente, el viajar con custodia mirando para todos lados por temor a que los tiroteen, el estado de las comidas que consumen sobre lo que casualmente publicamos algo ayer, los lugares donde duermen, vigilan o residen, los supuestos abusos de autoridad -algo discutible pero también presentado en la lista de quejas-, y la atención excesiva hacia el preso para que esté tranquilo en detrimento del trabajo del «soldado», son un coctel terrible.
Bien lo explicó uno de los profesionales del Servicio Penitenciario en sus redes sociales. Adrián comentó que «Otra alma más en la lista. Dónde está la falla. Deberíamos sacar la cabeza del hueco del avestruz y mirar hacia donde hay que mirar. Más atención al empleado penitenciario. En qué nos estamos equivocando. Y dónde están los organismos de derechos humanos en estos casos. Muchas cosas juntas. Problemas económicos, consumos problemáticos, problemas de pareja, recargos excesivos, dónde fallamos, mea culpa y a ponernos a trabajar. Basta de preocuparse tanto por los internos que no dejan de ser una responsabilidad nuestra pero tampoco la exageración. Les dan todo y al empleado qué? Empezando por los sueldos vergonzosos que tenemos. Hasta cuándo compañeros».
En otra publicación, sobre la cual hemos recibido en nuestra redacción adhesiones en cuanto a lo que pudo haber pasado con Riquelme, se cita que «lo que nadie dice es que él tenía problemas afuera y sacó psicológico… cuando volvió a trabajar lo mandaron a la garita. Sólo con armas»… y agregó que «hoy lo obligaron a quedarse de recargo cuando no se tenía que quedar. Y ahí están las consecuencias. Otro suicidio más en el servicio penitenciario y estando de servicio». Esta es la voz de los trabajadores, al menos tras este tremendo episodio.
A partir de esto, empleados penitenciarios decidieron realizar una marcha, este viernes con concentración a las 9 y acto a las 10, en la Plaza 25 de Mayo, con las siguientes consignas: protestar contra la comida en mal estado, la situación que genera suicidios, los denominados «atropellos», que los presos tengan más derechos, exceso de recargos y pocas horas de descanso, entre otros temas. Volvemos a lo mismo: convengamos que los empleados no pueden agremiarse, por lo cual por más que el 100% de los trabajadores adhiera a la situación -especialmente los de la Unidad 11- no será sencillo participar de un acto público porque podría traer consecuencias disciplinarias.
De todos modos, familiares, amigos o allegados podrán asistir y lo cierto es que como nunca tal vez, la tensión laboral es muy grande.