Sin lugar a dudas que el sacerdote Gastón Gabriel Ríos recolectó una gran cantidad de amigos, pero por sobre todas las cosas, siempre ofreció afecto, el cual recibió de manera multiplicada.
Lamentablemente para la feligresía católica local, el joven cura tuvo que irse de esta parroquia y pasar por orden desde la Arquidiócesis a Cayastá, su pueblo de origen. Allí estará un tiempo hasta que en marzo se designe su nuevo destino fijo.
Días atrás hubo una despedida que no fue ruidosa porque Ríos cumplía al pie de la letra el precepto de «que tu mano derecha no sepa lo que la izquierda hace» que se contrapone a aquello de que el catolicismo debe recuperarse desde distintos puntos y para eso también hay que difundir las acciones realizadas.
Sabemos que durante su participación muy activas en las capillas e instituciones religiosas, Ríos fue parte de misas de sanación, mejoras en merenderos, aparición de los boys scouts, mayor participación de Cáritas, de las acciones en las capillas, del trabajo con enfermos, de la creación de círculos bíblicos, de misiones por internet entre otras cosas vinculadas a su labor pastoral.
En la despedida, el Presbítero Sergio Javier Capoccetti, junto a referentes de entidades de la Iglesia, le organizaron un encuentro de amigos, para que al menos pudiera saludar y decir «hasta luego» a los más allegados dentro de su trabajo sacerdotal por Coronda.
«Gracias a Dios porque en medio de la pandemia buscamos las formas de estar cerca de los más necesitados, de los desprovistos, metiéndonos en cada barrio, trabajando con familias, rezando mucho y trabajando en Red para que el Amor de Cristo llegue y transforme las realidades a nosotros confiadas; gracias voluntarias de Cáritas por permitirme acompañarlas en lo que pude» escribió en sus redes en cuanto al trabajo en la Parroquia y sobre Desvío Arijón dijo que «Gracias… los primeros días, allí experimenté la soledad sacerdotal al haber tantos cultos de los hermanos evangelistas y tuve un sueño en el cual la Virgencita me decía que lo ame: me mandaba a besar la Iglesia una y otra vez hasta que se puso llena de vida (es solo un sueño) pero me mantuvo motivado en el servicio y en la acechanza del desánimo. Gracias a cada uno de los integrantes de la comunidad. Tantos bautismos y casamientos celebramos allí» mientras agradeció una vez más a la comunidad de la Capilla Nuestra Señora de Belén.
Desde este medio, le deseamos lo que él siempre anhela y hace para los demás: el bien.