Para que se pueda analizar el problema que hoy tiene la producción frutihortícola. Según los expertos basados en el empirismo, las plantas de frutillas pueden soportar de 0,5 a 1 microsiemens que es la conductividad eléctrica del agua conocida como “salinidad”.
Hoy en día los niveles treparon a 3,5 y en algunos casos, con río planchado se midieron hasta 4,8 ms.
Esto trae aparejado la necesidad de mayor inversión para mantener el agua descargada de sales y un menor rendimiento por planta. Esa inversión tiene que ver con plantas de ósmosis inversas, que sirven para sacarle la mayor cantidad de salinidad al agua y dejarla lo más neutra que se pueda. Estos artefactos cuestan entre 150.000 pesos un alquiler a más de 2.000.000 su compra, y en Coronda hay cerca de diez funcionando para que la producción no decaiga en rindes.
María Belén Sierra habló al respecto: “La frutilla se verá totalmente afectada, es nociva para la planta esa salinidad, debe tener 0,5 y tiene 3,5 cuando entra a la industria. Se hace un chequeo en el ingreso de la fruta, si los valores son racionales para consumo, hay que hacer otro proceso, vinculado con la sal, porque hay más micro organismos”. La docente explicó que “hicimos comunicaciones a los ministerios, se elevará al Ministerio de Producción, al área de agro alimentos, que el riego y la industria sean asistidas, no sabemos hasta cuándo estará esto así. El río estará bajo hasta noviembre por lo menos” y ese mes “es el pico alto de industria, se consume en helado, yogur y el stock para el invierno, se clorina el agua entonces, tiene costo productivo adicional, los insumos que se usan están dolarizados. Todo el costo productivo se verá afectado”.
Y no sólo eso, la temporada empezó tarde: “Bajó la venta porque es un manual sobre producción: la planta no rinde, la sal afecta, y porque la planta empezó a hacer la floración después porque los plantines se entregaron más tarde. Hubo demora y todo tardó. Si sumamos los altos niveles de sal el rendimiento de la planta es menor” y como si fuera poco hay que agregar que para la industria, el costo energético no tiene contemplaciones: “el costo eléctrico lo venimos trabajando, en febrero de 2020 tuvimos la primera reunión con funcionarios de la EPE, no se contemplan las industrias regionales, frutilla, arroz, cordón verde en Monte Vera, Coronda en particular es improductivo, terminamos la cosecha y se industrializa y hacen un corte desde EPE. Son grandes contribuyentes con una tarifa a diciembre, pero se pasan y entran con las tarifas normales porque no pueden congelar, almacenar, dar frío ni incorporar otras frutas porque es improductivo el valor del kv en Santa Fe”.
Dio un ejemplo que todavía da escalofríos. En mayo de 2017 Agrana se retiró de Coronda y dejó a 53 personas sin trabajo. “Ese es un claro reflejo, se fue de la ciudad, hoy Foodmater que tomó lo que era Agrana busca todas las alternativas para alquilar frío, es improductivo, en contra de quien quiere invertir y tomar mano de obra cuando hay que alquilar frío en otras provincias, acá es inviable…” con lo cual, si esto se tiene que hacer durante mucho tiempo, no sería descabellado pensar que el efecto Agrana podría repetirse: “Claro, Agrana se fue, la realidad la vimos. Foodmater invirtió pero tiene capacidad ociosa en la fábrica cuando podría haber otros congelados como carne, y no puede ofrecer servicio porque el costo es altísimo” y además el sector industrial cuenta con “contratación mínima de mano de obra cuando suelen tomar hasta 300 personas por las 9 industrias de frutillas de Coronda, los reclamos los hicimos, estuvimos con industriales, con Caussi de la EPE, con legisladores que ayuden a las producciones regionales pero no hay respuestas”.