El pasado día lunes por la madrugada se registró otro hecho que suma al contexto de extrema preocupación que viven los habitantes de la ciudad de Rosario: una sede de la policía comunitaria fue atacada a balazos.
Esto se circunscribió a la avenida Sabattini, en el barrio Acindar del sur de la ciudad santafesina. En el lugar se encontraron tres vainas servidas, un cargador con municiones calibre 9 milímetros y una nota, la cual apuntaba a la Guardia Operativa de la Restitución del Orden, una unidad interna del Servicio Penitenciario provincial. “Oficial N. y M. R. les gusta pegar a los pibes con el GORO”, decía el escrito.
Sobre el hecho, que sucedió a las 3:15 de la madrugada de este lunes, fuentes oficiales informaron que los disparos fueron realizados por un hombre a bordo de una moto. Esto, sumado a otras oportunidades en las que se amenazó al personal penitenciario por sus supuestas malas actitudes contra los presos, parece que ha pegado duro en la cúpula dirigencial del Servicio.
¿Por qué? Al menos desde esta semana y hasta nuevo aviso, el personal penitenciario que viaja en los colectivos de la empresa Laguna Paiva tiene custodia, tanto de la policía como del Grupo de Operaciones Especiales Penitenciarias. No trascendió si hay algo más que no se conozca que haya obligado a este refuerzo de cuidados, pero a nuestra redacción nos han llegado quejas de trabajadores que además de vivir peripecias y falta de muchas cosas en sus lugares de trabajo del sur provincial -sobre todo Piñero- ahora encima viajan en este contexto de angustia.